Revelan, por sorpresa, el genoma humano más antiguo hasta ahora, el de un denisovano de hace 200.000 años
El impresionante hito científico, aún pendiente de publicación, se comunicó hace solo unos días en un congreso celebrado en México
Depresión y anorexia, ¿herencia de una misteriosa especie humana?

Aunque hacía días que los rumores corrían por los pasillos de la reunión anual de la Sociedad de Biología Molecular y Evolución, que este año se ha celebrado en Puerto Vallarta, en México, la intervención del genetista de poblaciones Stéphane Peyregne, del Instituto Max ... Planck de Antropología Evolutiva, hizo que todos en la sala abarrotada se revolvieran en sus asientos: «Me complace informarles -dijo Peyregne- sobre un nuevo genoma denisovano de un varón de hace 200.000 años«.
El interés y la sorpresa de los asistentes estaban más que justificados, porque ese genoma es el más antiguo conseguido hasta ahora, y supera ni más ni menos que en 80.000 años al récord anterior, la carga genética de un neandertal que vivió hace unos 120.000 años.
Se trata, pues, de un hito científico impresionante. Uno, sin embargo, que aún no ha sido publicado pero que Peyregne asegura que verá pronto la luz en una revista científica revisada por pares. Este resultado, el segundo genoma que tenemos de un denisovano, llega después de más de diez años de esfuerzos por encontrar restos fósiles de esta aún misteriosa especie, 'prima' de los neandertales y cuyas primeras noticias llegaron hace apenas 14 años gracias al análisis del ADN extraído en la cueva siberiana de Denisova de un único y diminuto fragmento del dedo meñique de una niña que vivió entre hace 60.000 y 80.000 años.
Según dijo Peyrégne, el análisis llevado a cabo junto a sus colegas revela que el individuo procede de una población temprana de denisovanos que se cruzaron varias veces con un grupo de neandertales y cuya población no había sido detectada hasta ahora. En definitiva y mientras llega el artículo con todos los datos, parece que estamos ante una nueva y poderosa fuente de información sobre esta enigmática especie humana.
Una especie misteriosa
Más que por sus restos fósiles, los denisovanos se conocen principalmente por su ADN. Hasta ahora, los investigadores disponían del genoma de la niña, y también de algunos fragmentos de ADN procedentes de fósiles muy dispersos (dientes, el hueso del dedo de un pie...) de otros siete individuos, todos ellos hallados en la misma cueva de Denísova.
Más tarde, los científicos identificaron también trazas de ADN denisovano en poblaciones actuales, como los papúes y los chinos, lo que demuestra que, por lo menos en Asia, aquella antigua población se cruzó con nuestra propia especie. Sin embargo, y aunque los científicos se han esforzado mucho por averiguar cómo eran, nadie sabe realmente cuál fue el aspecto físico de los denisovanos.
Según explicó Peyrégne, su logro procede del análisis genético de un molar de 200.000 años de antigüedad, encontrado en una capa profunda de la cueva de Denisova por el arqueólogo ruso Maxim Kozlikin, quien decidió enviarlo al Instituto Max Planck en Alemania. Allí, Peyregne y sus colegas consiguieron extraer una cantidad excepcional de ADN, que compararon después con el de otros denisovanos, además de con el de los neandertales y el de los humanos modernos.
Una población diferente
El análisis reveló que el varón denisovano había heredado el 5% de su genoma de una población de neandertales previamente desconocida. El individuo, etiquetado como 'Denisova 25', procedía de una población diferente a la de la niña, conocida como 'Denisova 3', y también de la de otros denisovanos de la cueva.
Todo lo cual, explicó Peyregne en su charla, sugiere que la población antigua a la que perteneció el varón fue reemplazada en la cueva por denisovanos más modernos. Los datos también sugieren que esa antigua población de Denisova se cruzó varias veces con los neandertales, que durante un cierto tiempo (hace unos 120.000 años) desplazaron a los denisovanos de la cueva.
Sin embargo, hace unos 60.000 años, como demuestra el dedo meñique de la niña, los denisovanos estaban de nuevo en la cueva. Y es incluso posible que los dos grupos llegaran a coincidir allí: el ADN de un fragmento de hueso de una mujer de hace más de 50.000 años muestra, en efecto, que tuvo una madre neandertal y un padre denisovano.
Más tarde, tanto el ADN como los fósiles indican que los humanos modernos ocuparon la cueva y que tanto denisovanos como neandertales desaparecieron. La región, dijo Peyregne, fue claramente una encrucijada para varios tipos de seres humanos.
Aunque denisovanos y neandertales se cruzaron repetidamente, prosiguió el científico, sus linajes son distintos, y se separaron a partir de un ancestro común hace al menos 400.000 años. Los antepasados de los neandertales se establecieron en Europa y Oriente Medio, mientras que los denisovanos se dirigieron más al este, hacia Asia, donde evolucionaron por separado, adquiriendo aproximadamente 300.000 cambios genéticos que, según revela el nuevo genoma, los separaron para siempre de los neandertales.
MÁS INFORMACIÓN
A partir de ahí, los neandertales y los denisovanos permanecieron en grupos separados que solo se mezclaban en los límites de sus respectivas áreas geográficas. Ahora, solo falta que Peyregne publique su trabajo para que la comunidad científica pueda saber mucho más sobre esta enigmática especie humana.
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